Con la  Powerball manía  y la noticia de los tres agraciados con el premio mayor de $1.58 billones hace dos semanas, varias anécdotas han trascendido  en los medios a modo de cadena.

La de Kevin Boson, de La Mesa, San Diego,  es quizás una de las más decepcionantes. A este hombre la suerte le llegó a medias.

En el verano de 2014, Boson compró un tiquete para la lotería California Lucky Life Scratchers por $5 en un 7-Eleven, localizado en 7602 University Ave. de la ciudad.

Boson resultó ganador de $3.25 millones con el boleto de loto.

“Yo no podía creer cuando raspé y vi el símbolo‘LIFE’”, dijo en aquel momento el retirado conductor de camiones a oficiales de la lotería según reseñó este viernes la cadena NBC.

Pero al afortunado el tiempo no le dio para disfrutar el premio. El californiano murió pocos meses después por complicaciones coronarias y de los riñones, reveló a la cadena, David Boson, hermano del fallecido.

Kevin había pedido que el dinero le fuera pagado a plazos; específicamente, recibiría $2,500 cada semana por los próximos 25 años. Posteriormente, cambió de opinión y solicitó que se le suministrara el premio en un solo pago de $1.6 millones.

El plan del estadounidense era comprar una vivienda y saldar su vehículo.

Tras su muerte, la Lotería de California separó los fondos en un testamento y no fue hasta hace unas pocas semanas, que el dinero le fue entregado al padre de Kevin.

Fuente: eldiariony.com