Patricia Muñoz: el sueño americano de una madre (Maeña) dominicana

 

Mi nombre es Patricia Muñoz, y hace 15 años de haber tomado la decisión más importante de mi vida. Hace 15 años, decidí emigrar hacia los Estados Unidos, sabía que mi vida cambiaría por completo, pero por la situación económica que estaba viviendo y con 2 hijas pequeñas, decidí buscar una mejor condición fuera de mi país, República Dominicana.

Salí en el año 2000 rumbo a Miami, Fl. sólo yo, porque no quería que mis hijas tan pequeñas, pasaran por ningún tipo de complicación. Ellas quedaron a cargo de mi mamá y mis hermanos. Durante mi estadía en Miami, mi tía, que vivía en Los Angeles, Ca. me propuso mudarme a L.A. para probar suerte, lo cual, me pareció más que conveniente.

Regresé por mis niñas a la República Dominicana, en Diciembre del año 2000, para retornar nuevamente a los EEUU con ellas, pues ya había tomado la decisión de quedarme a vivir allí, pero sin ellas no podía hacerlo.

En Enero 2001 comenzó mi “irregular” travesía con las niñas hacia los EEUU. Me despedí de muy pocas personas, lloré hasta el cansancio y sentí que estaba dejando parte de mí en mi país pero mi prioridad era brindarles a mis hijas el mejor futuro que como madre soltera pudiera darles.

Me arriesgué, aún reconociendo todos los cambios que vendrían. No crean que fue fácil!!. Al principio, gracias a Dios, tuve el apoyo de mi tía y llegar a su casa sin la preocupación de no tener un techo fue un gran alivio, a través de ella conseguí trabajo, me ayudó a buscar escuela para las niñas,  con ella conocí muchos lugares, su apoyo me ayudó enormemente, pero a la vez con ella también conocí  la humillación, el maltrato verbal, ella sentía el poder de sobajar mi persona y sacarme en caras muchas cosas, con ella aprendí que en este país te dan la mano pero rápido tienes que echar raíces y saber que no son vacaciones ni que todo es color de rosa, comencé a pagarle renta y compartir cuentas de la casa, ya que nosotras éramos más y gastábamos más, sentía frustración, enojo, pero a la vez respeto y agradecimiento por lo que había echo por mí.

2016-10-23-photo-00001452

Ya pasado un año, teniendo trabajo fijo en una pequeña compañía, trabajando de bartender los fines de semana y a veces siendo voluntaria en la escuela de mis hijas, se presentó una situación que me llevó a traer a mi hermano a vivir conmigo, salí de casa de mi tía y busqué un apartamento rentado. Fue un tiempo difícil, ahora sola con las niñas y mi hermano, pagando renta y cuentas por mi cuenta, colectando hasta los pennies para poder completar para algunas cosas, en ese camino encontré mucha gente buena que me dio la mano, que a pesar de no ser familia me apoyaron y ayudaron, tenía días que sentía que haber venido a este país había sido un error, pero pedía todas las noches a Dios que no me dejara sola, que me ayudara, que no me dejara caer, que me diera fuerzas a seguir.

2016-10-23-photo-00001454

Al segundo año de estar aquí le propuse a mi Madre que viniera a vivir conmigo y se trajera a mi hermana para ayudarnos más, ya que a veces, tenía hasta que pedir dinero prestado para poder mandarles a la República. Entendía que era lo más conveniente, así nos ayudábamos y apoyábamos mutuamente. Todo al principio iba muy bien, nos estábamos adaptando como familia, creí que podíamos luchar juntas para salir adelante, la única entrada de dinero que había en la casa era la mía, pero tenía más ánimo y esperanzas, ya que ellos estaban conmigo, además, tenía y sentía el orgullo de ser la responsable de mi familia.

Conocí a alguien muy especial, a quien después de 6 meses le propuse matrimonio, aunque no lo crean, al ver la gran persona que era y cómo se llevaba con mis hijas, no lo pensé dos veces, no quería desaprovechar ni dejar ir un hombre como ese.

Pero, al llegar él, las cosas comenzaron a cambiar en la casa, hubo un cambio en el comportamiento de mi mamá y mi hermano, que nos condujo a discusiones que no pudimos sobrellevar y lamentablemente terminamos separándonos como familia, gracias a Dios tenía el apoyo del que iba a ser mi esposo. Pasé tiempos difíciles, vergonzosos y tristemente se rompió la relación madre e hija y entre hermanos, una situación de la cuál nunca me he podido recuperar.

pesar de estar pasando por tan duros momentos, recibí la mejor noticia que hubiera podido tener, una propuesta de matrimonio,  en ese momento borró todo sufrimiento, iba a unir mi vida con una persona maravillosa que era mi apoyo, paño de lágrimas, mi bastón, mi todo…. me sentí la mujer más feliz, porque veía en mis hijas una felicidad enorme también. Pasamos momentos duros, retos que no sabíamos si podríamos superar, pero luchamos y gracias a Dios ya tenemos 12 años de matrimonio.

2016-10-23-photo-00001458-1

Al tercer año casados tuvimos a nuestra pequeña, tremenda la niña, pero ella llegó a completar nuestro círculo. Hoy en día, no tenemos divisiones ni preferencias con nuestras hijas, son nuestros 3 tesoros.

2016-10-23-photo-00001461

Pensé que la vida se había ensañado conmigo, pero hoy le doy gracias a Dios por cada una de las pruebas vividas , porque me han hecho fuerte, más segura y sobre todo esforzarme por ser una buena madre.

Hoy veo a mis hijas y digo: Estoy viendo frutos de lo que hace 15 años creí que era una posibilidad, un sueño a futuro, un deseo enorme de superación y oportunidades para ellas.

Las 2 mayores están asistiendo a una buena universidad, se están desarrollando como grandes seres humanos, la más pequeña en 4to grado y mi esposo y yo luchando para que sigan teniendo un buen futuro…

Ese sueño que hace 15 años tuve, hoy lo estoy viviendo, se me está haciendo realidad.

Ellas hoy tienen la posibilidad de cambiar su historia, de ser mujeres de bien y aportar a esta sociedad que nos abrió la puerta. Exhorto a las mujeres que están pasando por la misma situación que no se dejen vencer, que luchen hasta el cansancio, que se propongan metas y se exijan a ellas mismas alcanzarlas.

Hoy en día trabajo en la limpieza de casas, con personas agradables y agradecidas por el trabajo que hago, pero mujer Dominicana al fin, no sólo hago eso, soy babysitter, mesera y decoradora en fiestas, fotógrafa, bartender y hasta amenizadora en las fiestas, jajjajaja nada mal.

El vivir en Estados Unidos ha sido una gran experiencia, pero a la vez un gran reto. No todo lo tenemos fácil como muchos piensan, aquí tenemos que trabajar duro para tener lo poco o mucho que obtengamos. Extraño a mi gente, a mi país, mis costumbres, pero aquí en  tengo a lo más preciado que me dio la vida, mis hijas, las cuales son y seguirán siendo mi razón de vida, mi todo.

 

Espero que el pequeño resumen de mi vida como inmigrante ayude a otras mujeres que decidieron salir a buscar un mejor futuro para sus hijos, recuerden no mirar hacia atrás y seguir luchando por un mejor mañana.

 

 

Share Button

Comments

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *