La virtud de mujeres que mejoran vidas con fibras de banano en Valverde

Renata está que baila en un solo pie. La primera de sus hijas acaba de graduarse de psicología. Y si bien es cierto que tanto Renata como su esposo generan ingresos fijos por sus trabajos, no menos cierto es que su labor como artesana le generó lo que necesitaba para apoyar los esfuerzos de su primogénita por convertirse en profesional.

Flor es sobreviviente de cáncer. Lo que devenga su esposo no alcanzaba para costear los medicamentos.

Por eso ella piensa que Dios se manifestó abriéndole una puerta para que ella y su hija Joelisa aprendieran a trabajar artesanías y generaran los recursos para pagar el tratamiento que le ha dado otra oportunidad en la vida.

Las de Renata Montesinos y Flor Angélica Álvarez son dos muestras de la historia que viven quince mujeres de la provincia Valverde. Ellas han logrado cambiar sus vidas y las de sus familiares elaborando artesanías a partir de la fibra del tallo de banano.

“Amé este trabajo desde que lo vi, aunque para mí fue un gran reto ya que siempre decía que no tenía arte para desempeñarme en esto. Pero fue tanta mi fascinación por la fibra del banano que perseveré y logré mi objetivo de convertirme en artesana”, manifiesta Montesinos.

Con un brillo que alumbra, rememora cuando fue ganadora del primer lugar en la categoría Mejoramiento del Medio Ambiente, con trabajos en fibra de banano, en los Premios Microempresariales CITI 2018.

¿Cómo comenzó la historia?

La provincia Valverde se caracteriza por ser un territorio enfocado en sus potenciales y en el mejor aprovechamiento de las oportunidades para avanzar. Como paradoja se cuenta que, estando enclavada en terrenos menospreciados por los primeros colonizadores, en ella se produce gran parte del banano que se exporta al Viejo Mundo.

Martín Peña, director ejecutivo de la Agencia de Desarrollo Económico Local de Valverde (Adelva), destaca la capacidad para emprender, incidencia visionaria y disposición para lograr acuerdos como factores fundamentales para el desarrollo territorial.

Según cuenta Peña, esas características propiciaron que, en 2014, Adelva aprovechara la Segunda Convocatoria Nacional de Proyectos Culturales, del Ministerio de Cultura, para presentar un proyecto que resultó ganador: “Fomento y Desarrollo de la Producción de Artesanías a partir de la Fibra del Banano en Valverde”.

Adelva tomó en cuenta que el 50% del banano dominicano de exportación se produce en Valverde, que había oportunidad para agregar valor a subproductos que eran subutilizados o desperdiciados, que existía cierta experiencia en la zona con el tejido de la cabuya y el guano, y que una cantidad importante de personas desempleadas podría resultar beneficiada con ese emprendimiento.

Así fue como se concibió la idea de desarrollar y fomentar la fabricación de artesanías de fibra del banano, como oportunidad para aprovechar la demanda local y la del sector turismo. El proyecto fue ejecutado por Adelva y el PNUD, y contó con el apoyo de la Fundación Popular.

Como parte del proyecto integraron líneas de acción que ayudaran a desarrollar y posicionar un producto acorde a la demanda del mercado actual. Por eso decidieron trabajar en la asociatividad y la capacitación, integrando el enfoque empresarial, fomento de la creatividad para mejorar la diversificación, la calidad, la cantidad y la consistencia.

Así nació la Asociación de Fabricantes de Artesanías de Valverde (Asfaval), institución sin fines de lucro, constituida por mujeres de los municipios de Esperanza, Laguna Salada y Mao, el 09 de mayo del 2017, bajo el marco de la Ley 122-05 sobre Regulación y Fomento de las Asociaciones Sin Fines de Lucro en la República Dominicana.

Desperdicios en artesanía

Las mujeres organizadas en Asfaval usan la fibra del tallo del banano para fabricar carteras, bandejas, muñecas, decoraciones diversas, cofres, otomanes, accesorios para damas y una gran variedad de productos artesanales con muy escasos componentes sintéticos.

“Esa parte de la planta no sólo se perdía, sino que hasta se convertía en un problema para los productores bananeros, pero ahora estamos consiguiendo mucho más que el sustento para nuestras familias con eso”, dice Ana Martina Rodríguez, presidenta de Asfaval.

Este emprendimiento se inscribe en el uso de un potencial endógeno que es aprovechado tanto por quienes producen banano, convencional u orgánico, por quienes exportan y por quienes encuentran en ello oportunidades de empleo o fuentes de ingresos, así como por quienes convierten desperdicios en atractivas obras de artesanía y diversos artículos que tienen base en el banano. A la presidenta de Asfaval le brota hasta por los poros la alta satisfacción provocada por la experiencia que viven.

“Hemos conseguido el apoyo de personas que no tenían ni idea de que con este material se puede hacer tantas artesanías”, dice Rodríguez. “Hemos dejado claro que, en materia de fibra, somos únicas. Complementamos las ideas. Surgen proyectos maravillosos. Tanto así que hemos tenido reconocimientos, ya que algunas de nuestras artesanas han ganado concursos a nivel nacional, compitiendo con los mejores artesanos del país”, destaca la presidenta de Asfaval.

La fibra de banano es un material orgánico que se obtiene a partir del tallo de la planta del banano resistente y como parte de la naturaleza cada fibra trae unos matices hermosos que permiten inspirar gran diversidad de creaciones a quienes elaboran artesanías.

En el caso de las mujeres organizadas en Asfaval, sus productos están elaborados 100% a mano con un 90% de material orgánico y un 10% de material sintético, creando una diversidad de obras artesanales, con la particularidad de que cada pieza es exclusiva y vinculada a un emprendimiento que es referente de desarrollo endógeno, respeto por el medio ambiente, generación de capital social y cultivo de la creatividad y el sentido artístico de mujeres que construyen su futuro y mejoran considerablemente el nivel de vida en sus familias y en sus comunidades.

Alianzas virtuosas

El emprendimiento de Asfaval ha encontrado apoyo en alianzas público-privadas. Entre esas alianzas destaca la integrada por el Ayuntamiento del Municipio de Mao, la Cámara de Comercio y Producción de Valverde, la Coordinadora de América Latina y del Caribe de Pequeños Productores y Trabajadores de Comercio Justo, la Comercializadora Dominicana de Comercio Justo, el Clúster Turístico de Valverde y la Agencia de Desarrollo Local de Valverde (Adelva).

Gracias a ese apoyo han lanzado una guía de productos hechos con fibra de banano, para lo que han contado con la asesoría del Proyecto Turismo Comunitario Sostenible (TCS), implementado por el Ministerio de Turismo, el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPyD), el Instituto Nacional de Formación Técnico Profesional (Infotep) y la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA).

“Un aspecto muy importante para nosotras es la innovación, pues de manera frecuente realizamos cursos para aprender a elaborar nuevos productos y a conocer de otras experiencias que nos ayuden a obtener mejores beneficios con nuestro trabajo”, dice Rosa Troncoso, quien además se dedica a capacitar a personas interesadas en aprender a trabajar con la fibra de banano.

Satisfacción

Las mujeres organizadas en Asfaval están muy satisfechas con su emprendimiento, tanto por el apoyo recibido como por las buenas ventas y los reconocimientos a su trabajo.

Su próxima meta está orientada a posicionar las artesanías de la fibra de banano en el mercado tanto nacional como internacional, así como en el sector turístico.

Estas artesanas noroestanas solo esperan por quienes sientan alta motivación para cultivar alianzas con mujeres que, con fuerza para emprender y pasión para avanzar, evidencian su virtud para seguir mejorando vidas.

listindiario.com

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