IDENE, un refugio para niños especiales en Mao

La decepción que experimentó Carmen Vargas como madre de una niña con síndrome de Down la conocen muy bien los padres con hijos que padecen alguna discapacidad.  Coral Sofía (hoy una joven de 24 años) debió acostumbrarse a viajar de Mao a Santiago a recibir costosas terapias desde los 15 días de nacida. Cuando le recomendaron incluirla en una escuela regular con pocos niños porque según los terapistas Sofía ya estaba alfabetizada, la alegría de Carmen fue grande, pero breve.

 “Me la sacaban del aula y me la dejaban en el patio porque los padres de los otros niños no querían que estos tuvieran contacto con ella. No tenía a dónde llevarla”.

Carmen se reunió con otras madres de Mao con situaciones similares y juntas comenzaron a atender a niños con discapacidad en una aula prestada. Luego alquilaron una casa.

“Comenzamos con 17 niños y al poco tiempo ya teníamos 20. Yo traía a  la terapista desde  Santiago y le pagaba de mi sueldo”.

La joven mamá dejó a un lado su trabajo (es economista) para concentrarse en los niños y así nació, hace 17 años, el Instituto de Enseñanza de Niños Especiales (IDENE).

El sueño de contar con una escuela se hizo realidad en 2006 cuando hicieron contacto con la Asociación de Bananos Ecológicos de la Línea Noroeste (Banelino), la entidad que agrupa a los pequeños productores de la región y principal exportador de banano orgánico de República Dominicana, con sede en Mao.

“Los invitamos a una fiesta de Navidad y doña Marike de Peña, la directora, se enamoró del proyecto y nos dijo que si conseguíamos el terreno Banelino nos construiría la escuela”, explica Carmen.

El Ayuntamiento de Mao les donó 1,500 metros de unos terrenos que estaban siendo invadidos y allí se levantó el edificio de IDENE, la primera escuela de educación especial de la línea noroeste y un modelo educativo en el país.

Un hogar especial
Más que una escuela, IDENE parece una casa grande con patio, piscina y una minipista de atletismo; un hogar que sirve de refugio a 74 estudiantes que reciben allí terapia para alguna de estas condiciones: autismo, síndrome de Down, déficit de audición y de atención con hiperactividad y parálisis cerebral. Todos los espacios, limpios y llenos de luz, parecen acabados de construir.

Once personas se encargan de dar las terapias educativa, del habla, física e hidroterapia a los estudiantes, quienes también asisten a talleres de manualidades, música y panadería.

Como la pequeña subvención que reciben del estado apenas les alcanza, Banelino asume más del 90% del presupuesto de la escuela.

“Marike y Banelino han sido nuestro ángel guardián. Desde el  primer momento se enamoraron del proyecto y no nos han dejado solos”, dice Carmen Vargas, fundadora y directora del centro.

Todos los espacios cuentan con las condiciones necesarias para el desarrollo psicomotor de los niños. A la fecha, 14 estudiantes han sido aceptados en escuelas regulares de Mao y Monción.

“Se habla de inclusión, pero no todos los niños pueden ir a escuelas regulares  y el personal docente no siempre está preparado para trabajar con estos niños. A veces hay que pelear con los directores de las escuelas para que los acepten”, explica Carmen.

IDENE, comenta, ha sido una bendición no solo para las familias de Mao que tienen niños y adolescentes con discapacidad.

“También recibimos estudiantes de toda la línea noroeste: de Monción, Villa Vásquez, Esperanza, Ámina y Las Lagunetas”.

Los padres de Ramón Emilio, cuentan en IDENE, se mudaron de Santo Domingo a Mao y construyeron al lado de la escuela para tenerla más cerca.  Los dos hijos autistas (13 y 14 años) de Hilda Rodríguez, madre soltera y maestra en IDENE, fueron estudiantes del centro antes de ser integrados a una escuela regular.  De acuerdo con Hilda, tras muchos años de diagnósticos y  pago de terapias, fue una suerte dar con una escuela que las ofrecía todas, prácticamente gratis y con instalaciones apropiadas.

Los padres pagan 300 pesos por cada niño. Esto incluye todas las terapias, los talleres, transporte, merienda y desayuno.

“Aquí realmente lo que se hace es colaborar con algo, porque no se nos cobra por los servicios”, apunta Hilda.

Aunque el Ministerio de Educación les ha catalogado como centro privado por este cobro, Carmen asegura que les urge que la institución les nombre a los maestros para que estos no abandonen la escuela.

“Como  los recursos que tenemos son muy pocos, los maestros se nos están yendo luego de que los capacitamos porque no podemos competir con los sueldos que tienen en el sector público, y resulta que necesitamos tener dos y tres maestros por aula; por eso necesitamos que sean nombrados por Educación”.

La profesora Yaniris Hiciano, egresada de la UASD, trabaja el centro desde hace cinco años. Pese a que recibió el nombramiento de Educación, aceptó solo una tanda para poder continuar como maestra en IDENE.

“En realidad una estudia magisterio pero no está preparada para trabajar en esta área. Pero la práctica hace al maestro. Empecé con un niño, como la sombra de ese niño, que tiene muchas complicaciones, hasta convertirme en maestra”, dice.

¿Por qué decidió permanecer en IDENE?

“Por el amor hacia los niños –responde-. En base a ese amor es que se trabaja aquí”.

Domingo Antonio Rodríguez, maestro repostero, trabaja en la pastelería más grande Mao y desde hace dos años es profesor en IDENE, donde enseña a jóvenes con baja audición, autistas o síndrome de Down.  Susana Rodríguez, responsable de Certificación Comercio Justo y Proyectos Sociales de Banelino, le explicó a LISTÍN DIARIO que IDENE es una de las muchas escuelas e instituciones que la entidad apoya dentro de su programa de responsabilidad social.

Oportunidades de empleo
Algunos estudiantes trabajan ahora con IDENE, como Félix Alberto Peralta, auxiliar de deportes con síndrome de Down.

¿Te gusta enseñar?, le pregunta LISTÍN DIARIO y él responde, con una voz precisa y clara, que le encanta practicar con los estudiantes pelota, voleibol, baloncesto y bicicleta.  Gracias a este trabajo, Jorge ha podido ofrecer a sus padres el servicio de seguro médico.

Sofía, la hija de Carmen, colabora en el área de las terapias y dos personas con discapacidad auditiva laboran en la cocina y como auxiliar en el aula, respectivamente.

 

NECESIDADES DEL CENTRO
Tanda extendida. IDENE solicitó al Ministerio de Educación el programa de tanda extendida, pero no le fue otorgado porque no contaban con una cocina-comedor apropiada. Ya la tienen, la inauguraron hace unas semanas, y por eso Vargas les solicita contemplar nuevamente la petición.

“Con esto les facilitaríamos a los padres trabajar, porque no todo el mundo está dispuesto a cuidar a estos niños. Con la tanda extendida Educación nos ayudaría con la alimentación, aunque Banelino dice que de la comida ellos se encargan.

Enfermera y neurólogo. A Salud Pública les han solicitado sin éxito el nombramiento de la enfermera (terapista física) y de un médico neurólogo que les visite por lo menos cada 15 días. “Aunque contamos con el servicio médico de Banelino, necesitamos un neurólogo que evalúe a los niños”.

Cupo. IDENE acepta estudiantes desde los dos y hasta los 20 años. Abre de 8:00 de la mañana a 5:00 de la tarde. En el horario vespertino atienden a los estudiantes con parálisis cerebral.

Fuente: listindiario.com

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