Esta mañana me pasó algo muy chistoso. Llegué a la casa de mi amiga Katherine y su hermana me abrió la puerta. Cuando entré a la cocina, la encontré comiéndose unas galletitas de chocolate. Su cara de pánico me sorprendió, pero aún más su comentario al verme: “Caro, ni se te ocurra poner en Facebook que me viste comiendo una galleta. Yo acabo de publicar en Facebook que iba al gimnasio y no puedo quedar mal”.
Su comentario nos llevó a la pregunta de, ¿por qué todo el mundo es tan ‘feliz’ en Facebook? Mi amiga me dijo con toda franqueza lo que tú y yo ya sabemos: “todos lo hacemos para guardar las apariencias”, y en realidad, sí, tiene toda la razón. Qué tristeza que estemos tan obsesionados con aparentar que vivimos una vida perfecta ante los demás. Quizás estamos más enfocados en ‘quedar bien en Facebook’ que en vivir la vida minuto a minuto.
Me acuerda tanto de mi otra amiga Natalia. Ha llegado un punto que pensamos dos veces antes de invitarla a un restaurante a cenar. Ella, como muchos de nosotros, está obsesionada con revisar mil veces al día sus redes sociales. El problema es muy suyo y la que pierde el tiempo es ella. Sin embargo, cuando vamos a cenar, nos toca a todos esperar que ella se tome por lo menos diez fotos en la mesa, con el plato de comida, parada, sentada, solo le falta una foto con el salero, y todo para publicarlas en las redes sociales. A la hora que termina su ‘sesión de fotos’ ya todos estamos muertos de hambre y la cena se enfrió. Así como mi amiga Natalia son muchos quienes no disfrutan el momento por pensar cómo van a posar para su foto o que frase van a publicar.
Bien dicen por ahí que ‘ver Facebook deprime’ y ¿cómo no? Si pareciera que la vida en Facebook fuese color de rosa y que nadie tiene ni un dolor de cabeza. Claro, no sobra decir que también hay otros que usan su cuenta para razones totalmente opuestas y todo lo que publican son quejas, problemas, malas experiencias, y eso por supuesto que ver eso también debe deprimir.
Me considero muy activa en redes sociales y me parece que el aporte que tienen- cuando las sabemos aprovechar- es maravilloso. Con redes sociales podemos mantenernos en contacto con nuestros seres queridos aunque éstos vivan al otro lado del planeta, pero también podemos irnos literalmente a otro planeta y olvidarnos de lo más importante que tenemos en la vida: el presente.
Yo los invito a que controlen esa ‘adicción a redes sociales’ porque sin duda eso es, una adicción, como tal. Por ejemplo, si saben que revisan su teléfono cinco veces al día, hagan el esfuerzo de solo hacerlo tres, y así poco a poco nos vamos despegando de este vicio que parece entrometerse cada vez más a nuestras vidas.
¿Y tú? ¿Eres feliz o solamente en Facebook? Recuerda que las apariencias siempre engañan y que peor que engañarnos a nosotros mismos.
Espero sus comentarios,
Carolina Sarassa
@CarolinaSarassa
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