Trabajar con la comunidad, dando participación a la gente para escuchar sus quejas, ha sido la columna vertebral de la gestión de la fiscal de Mao, Sonia Espejo, durante el año y cinco meses al frente de la fiscalía.
Gracias a esa estrategia puede exhibir logros y constituir una fiscalía modelo, que ha obtenido 34 placas de reconocimientos durante su gestión, la cual ha denominado “hablando de solución 24/7”, es decir, las 24 horas de todos los días de la semana.
Sin descuidar la función que por ley le corresponde, de persecución de los delitos, ha emprendido acciones de prevención, junto con un equipo de más de 50 empleados, que también le atribuye el buen desempeño de la fiscalía.
En esa misión ha involucrado tanto a los actores internos como externos del sistema judicial, como las iglesias, organizaciones sociales, comunitarias y de la sociedad civil, e instituciones públicas, que se han comprometido a apoyar la fiscalía mediante la firma de al menos 15 acuerdos de cooperación.
Espejo, quien ha recibido una formación cristiana, porque desde niña participa de forma activa en la iglesia Católica, explica que su gestión tiene un compromiso con la gente.
“Lo más importante para mí en esta gestión es trabajar con la gente, no para la gente. Siento que la gente te apoya y se identifica con el trabajo cuando trabaja con la comunidad”, afirmó Espejo.
Entiende que una fiscal que solo piense estar en un despacho no puede cumplir con los objetivos de dar respuesta a las comunidades.
Considera que la verdadera seguridad ciudadana comienza en el hogar, y que para lograrlo es necesario involucrar en las labores de persecución y prevención a todos los sectores, para poder implementar una política efectiva.
Admite que al principio fue difícil, pero confiesa que todo cambió cuando empoderó a los líderes comunitarios.
Y es que desde que asumió el cargo formó una red de líderes comunitarios, que sirven de colaboradores y mediadores de conflictos sencillos que se presentan en sus barrios, compuesta por personalidades recomendadas por las iglesias católica y evangélica, juntas de vecinos y organizaciones sociales. El primer grupo fue integrado por 57 personas, y trabajan en la formación de 90.
Como parte de la prevención, mantiene dos programas de televisión y de radio, a través de los cuales se orienta a la población. Cada miércoles, se traslada a un sector con su equipo de trabajo, con el programa Fiscalía con la Comunidad, con el cual busca que los pobladores se expresen en público. Pero, a su vez, llevan buzones para recibir las quejas y sugerencias por escrito. “El compromiso nuestro es que 24 horas después debo tener los resultados de ese encuentro y las soluciones”, puntualizó. Realiza paradas cívicas en centros educativos.
Canalizó la apertura de dos casas comunitarias de justicia para la mediación de conflictos, que desde abril funcionan en el barrio María Auxiliadora, de Mao, y en Esperanza.
Espejo explicó que esas casas buscan llevar la justicia a través del diálogo, para que casos menores se resuelvan mediante la conciliación.
Expresó que de esa forma se descongestiona la fiscalía, al precisar que en esas casas han podido resolver más de 500 conflictos, en los cuales el ministerio público sirve de conciliador. Son auspiciadas por el Ayuntamiento, la Gobernación, el Poder Judicial, a través del Centro de Mediación Familiar, Participación Ciudadana y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional.
En un área de las casas está colocado un cártel con la expresión: “El mejor pleito es el que no se echa”. Conflictos por deudas, familiares y por alquiler, son los frecuentes.
Gestionó que en el centro de corrección se imparta el bachillerato y la apertura de la Casa del Redentor, un espacio para dar seguimiento a los exreclusos, a fin de ayudarlos con su reinserción laboral y social. Abrió la fiscalía a los estudiantes de derecho, para que realicen pasantías.
En esa condición, trabaja como paralegal Francisco Grullón, un discapacitado. Su acercamiento con la comunidad se extiende a lo penitenciario, pues hasta los reclusos la llaman por teléfono para pedirle ayuda para la libertad condicional. “Mi número de teléfono es de conocimiento público, yo los escucho y evalúo su solicitud”, dice.
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LABOR DE PERSECUCIÓN DE LOS DELITOS
El año pasado la fiscalía recibió 4,660 denuncias, y este año 2,295, constituyendo la violencia de género, drogas y atraco a mano armada, los tres principales delitos en la provincia.
La fiscal sostuvo que ha logrado un aumento de la cantidad de condenas, con alrrededor de 15 por mes, y que la primera sentencia condenatoria la consigue antes del año.
De alrededor de 200 denuncias semanales que reciben tanto en la sede de la fiscalía como en sus dependencias, en el 25 por ciento apoderan al tribunal, de las cuales obtienen condena en un 90 por ciento. En otros casos las partes concilian en la misma fiscalía, por lo que no hay necesidad de judicializarlo.
Más del 93 por ciento de los sometimientos al tribunal son solicitud de apertura a juicio, 205 en el 2014, y 169 en el 2015.
Impulsó que el tribunal de allí trabaje los cinco días de la semana, en vez de tres como ocurría cuando ella asumió el cargo, para que se conozcan más expedientes y agilizar los procesos.
Dice que de más del 60 por ciento de los 300 reclusos del centro de corrección de Mao están condenados, y el restante en condición preventiva.
Subraya que por lo general, el ministerio público no solicita aplazamientos de audiencias, debido a que los procesos salen muy costosos y contribuye a generar desinterés en los demandantes.
Espejo resaltó que de 14 homicidios ocurridos este año, ya se han resuelto 13, por lo cual afirma que más del 90 por ciento de los crímenes no están impunes.
Cuando asumió el cargo, su primer paso fue realizar un diagnóstico para saber el índice de delincuencia, para definir su plan en base a esos resultados.
Fuente: listindiario.com
