Aconsejó a los congregados “querer a las personas sin desearlas como algo propio, sino dejándolas libres”. “Siempre existe la tentación de contaminar el afecto con la pretensión instintiva de tomar, de ‘poseer’ aquello que me gusta. Y también, la cultura consumista refuerza esta tendencia”, dijo.
“Pero cualquier cosa, cuando se exprime demasiado, se desgasta, se estropea; después se queda uno decepcionado con el vacío dentro”, explicó el pontífice.
Bergoglio volvió a utilizar, como ha hecho en repetidas ocasiones durante su pontificado y en alusión a los adolescentes y jóvenes, el recurso del abuso de las nuevas tecnologías mediante la alusión a los teléfonos móviles.
El papa explicó a los presentes que su felicidad no depende de tener “muchas cosas” ni es un “’app’ que se descarga en el teléfono móvil”. “Ni siquiera la versión más reciente podrá ayudaros a ser libres y grandes en el amor”, proclamó el pontífice, quien dijo: “No confiéis en quien os distrae de la verdadera riqueza, que sois vosotros, cuando os digan que la vida es bonita solo si se tienen muchas cosas”.
“Desconfiad de quien os quiera hacer creer que sois valiosos cuando os hacéis pasar por fuertes, como los héroes de las películas, o cuando lleváis vestidos a la última moda”.