En el año 1989 conocí a Vivian, cuando recién me iniciaba como consejera en un programa residencial de rehabilitación de adictos a drogas y alcohol.

Aunque no fui su consejera primaria, ella me eligió como tabla de salvación para lidiar con su recuperación, porque la pelea del adicto no es con su adicción, sino con su rehabilitación.

Después de una larga cadena de desaciertos que la llevaron repetidamente a las cárceles, comenzó a visitar los “shutting galleries”, que son casas abandonadas escogidas por los participantes para drogarse, y compartir sexo, obviamente sin protección.

En una de sus entradas a hospitales, un acontecimiento determinante, según ella, le salvó la vida: ser diagnosticada con el virus del sida.

Con la seguridad de que moriría más pronto por la adicción que por la condición, llegó hasta nosotros buscando sobriedad.

Vivian se graduó del programa y se convirtió en una conferencista en el ámbito nacional y en Estados Unidos, donde a través de su testimonio de vida alentaba a otros a dejar las drogas.

Aunque ya no está con nosotros, hoy acaricio una tarjeta que me regaló, donde en una de sus partes me dice: “Mis memorias sobre el impacto de tus palabras de aliento son inolvidables…” QEPD Vivian.

Gracias a listindiario.com

Lavinia del Villar
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