Además de la corrupción, la mayoría de los oradores mencionó tres temas actuales: la muerte de tres miembros del equipo periodístico del diario ecuatoriano El Comercio, la situación política en Venezuela y el ataque encabezado por Estados Unidos y sus aliados europeos a sitios que presuntamente producen armas químicas en Siria.
El presidente de Bolivia, Evo Morales, consideró que el origen “de todos los males”, incluida la corrupción, era “el capitalismo alimentado por un sistema financiero voraz” impulsado por Estados Unidos.
Un discurso de contenido similar fue pronunciado por el canciller cubano Bruno Rodríguez, quien calificó como “una afrenta” para los países de la región el hecho de que el presidente venezolano Nicolás Maduro no fuera invitado a la cumbre.
Por su parte, el presidente chileno Sebastián Piñera se unió a otras voces, en otro lado de la acera, afirmando que su gobierno no reconocerá el resultado de las elecciones presidenciales que se realizarán en Venezuela en mayo.
“Las elecciones no son legítimas”, dijo Piñera. “Venezuela no es sólo un problema para los venezolanos. Es un problema para las Américas”.
La cumbre se realiza en momentos en que varios expresidentes de América Latina están presos por acusaciones de corrupción, entre ellos, Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, y Ollanta Humala, de Perú.
Lula, un antiguo sindicalista que participó en varias cumbres americanas, fue el único mencionado en la cumbre, que se realiza cada tres años.
Evo Morales dijo que Lula estaba preso porque el capitalismo usaba ahora “el alegato de corrupción” para perseguir a políticos progresistas, como antes lo hizo alegando terrorismo, narcotráfico y comunismo.
Cuando ya llevaban cuatro horas de discursos, Vizcarra dijo que aún quedaba al menos una hora más para otros oradores. Hizo notar que los discursos estaban interfiriendo con el horario del almuerzo, por lo que sometió a votación continuar con los discursos y almorzar en el lugar de la sesión, lo cual fue aceptado.