Ni nativas ni endémicas. Estas especies fueron introducidas a República Dominicana con fines de reforestación, agricultura, ornamentales o medicinales. El hecho es que se han adaptado tan bien a nuestro clima (algunas han alcanzado la categoría de “naturalizadas”) que hoy forman parte de la flora local y las sentimos tan nuestras que cuesta creer que llegaron de lejos…
Cayena. La Hibiscus rosa-sinensis L. es originaria del sureste de Asia. El catálogo en línea de Plantas del Mundo del Kew Gardens ubica su área de distribución nativa en el archipiélago de Vanuatu, en el Pacífico Sur. La planta es tan dominicana que muchos la consideran la flor nacional, algo que nunca fue, porque antes de ser designada la Rosa de Bayahíbe (Pereskia quisqueyana, nombre conservado), este honor le correspondía a la flor de la caoba (Swietenia mahagoni). © ISTOCK | LD
Samán. Samanea saman. De “nuestros” árboles más grandes, gracias a su gran copa extendida, el samán es originario de América Central (también se incluye a Venezuela, Colombia y Ecuador en su rango de distribución nativa). En muchos pueblos dominicanos son toda una atracción, como este ubicado en el parque central de Jarabacoa, en La Vega. © YANIRIS LÓPEZ
seguir en el listindiario.com